La comida rápida puede ser considerada de lujo si se realiza con ingredientes exóticos y es que un sándwich, una malteada o un helado, pueden llegar a costar más que un menú de estrella Michelin. Los chefs más innovadores del planeta se las ingenian para crear platos exclusivos y muy llamativos para lograr una experiencia de lujo. El sándwich más caro del mundo es de queso asado y cuesta más de 200 dólares en un restaurante ubicado en Nueva York, está elaborado con un pan hecho con champaña Dom Pérignon y láminas de oro de 24 quilates. Mientras que el sundae más caro, tiene un precio de mil dólares y contiene cacao venezolano, adornado con caviar dorado sin sal, frutas exóticas de París y láminas de oro.
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