Se suelen reunir prácticamente al completo en ocasiones muy especiales y, desde luego, esta no iba a ser la excepcionSe trato fr la celebración por todo lo alto de los 20 años en el trono del príncipe Alberto de Mónaco, convertida en una buena muestra no solo de la popularidad de la que goza el jefe del Estado en su territorio, sino de cómo los Grimaldi lo arropan de manera incondicional siempre que deben para que su legado en el trono sea aún más imperecedero.